ASOCIACIÓN CULTURAL
INFANTE DON JUAN MANUEL

Nº A.C. 1361.
DEP. LEG.: CU-218-1998 - ISSN: 1696-6260
16640 - BELMONTE (Cuenca)
E-mail: [email protected]


EL ATRIO
Consejo de Redacción: Ricardo Cuevas, Luz Campos, Pedro Iglesias, Mª Victoria Cavero, Inés Valverde, Cristina Cavero.
Diseño: Nieves García Gálvez.
Publicidad: Josefa Escribano.
Distribución: Mª Isabel Granados.

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BOLETÍN Nº20 DE LA ASOCIACIÓN INFANTE DON JUAN MANUEL
SEPTIEMBRE 2006

"“Si por vicio y por holgura la buena fama perdemos,
la vida muy poco dura, denostados quedaremos.”
(Don Juan Manuel)


EDITORIAL

Por fin parece que se ve solución al problema del castillo. Ya se ha alcanzado un acuerdo con la propiedad, mediante una cesión por 75 años, que permite la restauración del edificio y su posterior utilización. Podemos celebrarlo, y manifestar cautelosa alegría. Hemos podido leer y realizar sugerencias sobre el texto del contrato, y deberemos en el futuro estar vigilantes para que las obras se desarrollen según lo convenido. Lo cierto es que, tras esfuerzos de años, se ha conseguido que el castillo pueda ser restaurado. Nos alegramos porque posiblemente el próximo año veremos andamios que salven a nuestro castillo del derrumbe. Pero debemos acostumbrarnos a una nueva situación: aunque los residentes en Belmonte podremos seguir accediendo al castillo, y posiblemente tanto el Ayuntamiento como las asociaciones podamos utilizarlo para la realización de actos culturales, ya no podremos recorrerlo, como ahora, a nuestras anchas, mostrando casi como nuestras las estancias más recónditas a nuestros visitantes. Esta pequeña renuncia se compensará, sin duda, con el nuevo esplendor que realzará otra vez el viejo castillo. De nuevo su sombra será protectora para el crecimiento del pueblo que tiene a sus pies.
Y en este 2.006, la asociación del Infante cumple diez años. Es inevitable hacer una parada, mirar hacia atrás y recordar el trabajo realizado. Las asociaciones, aunque tienen su razón de ser en los socios que las apoyan, avanzan gracias al trabajo de las juntas directivas, un grupo de personas que, casi siempre con más ilusión que medios materiales, llevan a cabo los proyectos planteados de la mejor manera posible. No es necesario mencionar nombres: cada uno sabe lo que aporta y lo que obtiene de este tipo de trabajos desinteresados. Siempre se puede hacer más, y mejor, pero en esta corta – o larga – historia encontramos argumentos para sentirnos razonablemente satisfechos. La Asociación ha mantenido proyectos anuales, ha publicado con regularidad su revista, y ha procurado realizar cada año los actos culturales que le han sido posibles para cumplir sus objetivos. Creemos que, cuando ha habido que hacer ruido, se ha hecho. Pero siempre es más fácil “responsabilizar” que “responsabilizarse”, que es menos lucido. Y, a la larga, el trabajo callado resulta más eficaz.
Somos una asociación cultural, y la cultura es, en su esencia, independiente de presiones políticas, religiosas o chauvinistas. Hemos colaborado estrechamente con el anterior gobierno local, trabajamos con el actual y trabajaremos con el que venga. Nuestras iniciativas han sido atendidas con amabilidad y buena disposición, y nunca hemos recibido consignas. De lo que se trata es de sumar, y no de restar.
Las celebraciones son un momento apropiado para exámenes de conciencia y para planteamiento de nuevos proyectos. Y así lo hacemos, sin olvidar los objetivos no logrados y afrontando el futuro con ilusión renovada, con más proyectos y con una perspectiva optimista de todo lo que se puede hacer para apoyar el crecimiento económico, social y cultural de Belmonte.
Estamos de celebración, y estamos de agradecimiento. Agradecimiento a todos los que nos han ayudado y a nuestros
más de doscientos socios. E invitamos a todos a participar.

LA ASOCIACIÓN INFORMA



ENOTURISMO, BUEN VINO Y MUCHO MÁS ...

La cultura del vino transciende hoy en día al hecho de producir y consumir uno de los alimentos más característicos de nuestra comarca. Espacios de ocio, actividades turísticas y culturales se unen al vino en pequeñas y cuidadas bodegas que hacen de la elaboración de sus caldos todo un arte. Hace años comenzaron a crearse este tipo de bodegas en otros lugares de España. Ahora, podemos disfrutar de ellas muy cerca de Belmonte.

Protagonista a lo largo de la Historia, el vino ha sido elaborado y disfrutado por muchas y diversas culturas y cantado por juglares y poetas: “el alma del vino eleva un canto colmado de luz y fraternidad”, escribía Baudelaire en El alma del vino. Fiel acompañante de penas y alegrías, elemento fundamental de la buena cocina, es imprescindible en fiestas, ritos y celebraciones -tanto paganas, como religiosas- y hasta aconsejado por especialistas médicos -con moderación, eso sí-, por sus efectos cardiosaludables. Podemos decir con certeza que el vino forma parte de nuestra vida cotidiana.
El vino forma parte de nosotros, sí, y desde muy antiguo. Belmonte, en pleno corazón de La Mancha, no ha
sido ajeno a esta realidad y se ha caracterizado por cultivar la vid, producir y consumir vino. Fiestas, conmemoraciones y comidas se realizan entorno al vino y, con frecuencia, en nuestras casas encontramos barriles,
botellas o copas.
La estrecha relación que une al legendario líquido con los pueblos de esta comarca es incontestable: en vendimia, esta tierra cambia su cotidianeidad por un intenso trajín que va desde muy temprano hasta que el sol
comienza a caer. Hemos pasado de las mulas a los tractores, de las galeras a los remolques llenos de uva, de las cuadrillas madrugando a la sofisticada maquinaria de recogida, pero invariablemente las imágenes relacionadas
con la uva y el vino conforman la estampa de los pueblos de la zona cuando llega el mes de septiembre.
La Mancha es la región que más kilos de uva aporta a la producción española, disponiendo de la mayor extensión de viñedo de todo el mundo. Grandes cooperativas y bodegas han proliferado en estas tierras en las últimas décadas, siendo algunas de ellas las mayores de toda Europa (como Tomelloso o Socuéllamos) en cuanto a producción se refiere. Sin embargo, en un tiempo en el que la Unión Europea pretende reducir la cantidad de vino que se obtiene, son las pequeñas bodegas de carácter privado –que cuidan al máximo la elaboración-, las que están asentándose dentro un mercado que demanda un producto de mayor calidad.
Pero a la par que ofrecen unos caldos elaborados hasta el más mínimo detalle, estas bodegas son mucho más: pretenden aunar la belleza de los paisajes y los viñedos con los diseños de edificios vanguardistas, explotar la mejor gastronomía y la degustación de sus vinos, y unirlo a la cultura, la historia y las tradiciones de la comarca en un cóctel que da como resultado un producto turístico de calidad que cada día gana más peso económica y socialmente.
En nuestra Comunidad Autónoma, el enoturismo es una apuesta de varios empresarios que está dando sus primeros pasos. Con ella se da respuesta a un público que demanda un producto de mayor calidad combinado con conocimientos técnicos e históricos sobre las bodegas. Los orígenes de ligar el turismo con el vino los encontramos en los valles de Napa y Sonoma, dos regiones de California (EE.UU.). Allí son varias las décadas que llevan ofertando a los visitantes cómodas estancias en hoteles-bodega, catas de vino o visitas a los viñedos en las que repasan la historia del vino (desde que en el S. XIX los primeros misioneros españoles llevaran las primeras cepas, hasta la elaboración de los caldos hoy en día).
Mientras que en países como Francia o Italia el turismo enológico se ha hecho un importante hueco en el sector, en España se intenta copiar ahora el modelo californiano. Son ya más de quinientas bodegas de las diversas zonas vitivinícolas del país las que aspiran a impulsar este modelo.
En un tiempo en el que el vino ha ido adquiriendo protagonismo social para convertirse en un producto que combina lo mejor de la alimentación, con el placer y la cultura, las oportunidades para las pequeñas bodegas se han multiplicado. Las bodegas de la Denominación de Origen Ribera del Duero o Somontano, ya reciben un notable número de visitantes y compradores directos de vino. En La Mancha, un buen ejemplo de este tipo de iniciativa lo encontramos a escasos kilómetros de Belmonte, en las Bodegas MontReaga. Asentadas desde hace escaso tiempo en el término municipal de Monreal del Llano, no sólo pretenden hacer unos vinos modernos y de alta calidad, sino que pretenden ser un centro de referencia a nivel nacional en lo que a la difusión de la cultura del vino se refiere.
Patio de las Bodegas MontReagaLa bodega ya impresiona desde su entrada, a la que se accede desde la carretera nacional 420, que une a Belmonte con Mota del Cuervo. Desde allí se empiezan a divisar los viñedos que están plantados en diferentes zonas en función de su variedad de uva. El majestuoso edificio alberga en diferentes salas todas las instalaciones necesarias para realizar el proceso de elaboración de los caldos. Además, dispone de cuidadísimos salones en los que realizar reuniones, actividades de ocio y cursos de cata. Tanto en cuestiones estéticas como en las relacionadas con la producción, miman hasta el último detalle.
En cuanto a la elaboración del vino se refiere, “MontReaga quiere ser una apuesta novedosa”, nos dice Juan Fuente, enólogo de las bodegas. Por eso rompe con los estereotipos de la elaboración tradicional y elabora vinos frescos, fragantes y modernos. Busca la perfección en cada etapa del proceso, desde la cepa hasta la copa.
El primer objetivo es disponer de una buena materia prima con la que elaborar posteriormente el vino. Para ello, todos los trabajos previos a la recolección de la uva son importantísimos. Se comienza con el cuidado de la viña, algo fundamental; por ello se limita la producción de uva realizando tanto podas de invierno como podas
en verde, en las que se dejan madurar únicamente los mejores racimos.
Los controles de maduración, para determinar el momento óptimo de madurez, se suceden en los días que preceden a la vendimia. Ésta se realiza con máquina y siempre por la noche. De esta forma la uva se recoge en perfecto estado y de forma rápida. “Es algo muy cansado, pero aseguramos que la vendimia se lleve a cabo a la temperatura idónea y con la uva en estado óptimo de maduración”, afirma Juan.
Posteriormente, una esmerada selección manual permite eliminar las partes indeseadas que acompañan a la uva, porque sólo ésta sirve para elaborar el vino.
Así, con esta particular forma de trabajar se asegura que el grado alcohólico, la acidez, la temperatura y el color sean siempre los mejores, evitando así hacer correcciones e incorporar aditivos. PSala de barricas de las Bodegas MontReagaor ello, en un futuro cercano, sus vinos obtendrán la calificación de “vinos ecológicos”. Otro aspecto importante para el éxito del proceso es el agua utilizada para el regadío, que es tratada previamente en una planta de ósmosis inversa. Asimismo, se intenta no desperdiciar el agua, reutilizando siempre la sobrante del proceso.
Una vez obtenida la uva en su mejor momento, las bodegas disponen de sofisticados equipos para realizar los procesos posteriores. Para la máxima extracción del color, el sabor y los aromas de los caldos, se cuidan en particular las etapas de fermentación (alcohólica y maloláctica) y maceración. Además, la tecnología de sus instalaciones permite realizar al enólogo las operaciones que sean precisas para la obtención del producto deseado. Una vez elaborado el vino, el paso del tiempo será el que aporte nuevos caracteres. Para ello se realiza una crianza en barricas de roble francés y americano, etapa que además de enriquecer el vino lo prepara para una larga vida en botella. La combinación entre los aromas afrutados y frescos que aporta la uva junto con los comunicados por la madera (especias, vainilla, coco, café,…) dan como resultado unos vinos que surgen para garantizar el placer de aquellos que los degusten.
Además de unos cuidados viñedos, tecnología de última generación y una buena preparación de sus técnicos para obtener los mejores caldos, bodegas MontReaga dispone de un amplio y versátil complejo de salas y espacios en los que realizar actividades que van desde los cursos de cata de vino (que ofertan periódicamente en fines de semana) o visitas guiadas de carácter técnico a las bodegas, hasta el ofrecimiento de sus instalaciones
a entidades para que realicen sus cursos de formación, reuniones de empresa, o comidas. Asimismo, el edificio central está rodeado por amplios jardines para pasear y, en un futuro cercano, dispondrá de un pequeño campo de golf como otra alternativa más para disfrutar del tiempo de ocio en las bodegas.
Pero esta apuesta por el vino de calidad y el enoturismo en la comarca, sólo reforzaría su sentido si se aunaran los esfuerzos de todos actores del mundo del turismo en la zona. Podemos afirmar que los mimbres de los que se dispone son buenos: el número de viajeros en Castilla-La Mancha en 2005 creció un 4,5 por ciento; y en lo que se refiere a Belmonte, actualmente, al potencial turístico de la zona (sustentado mayormente en el patrimonio histórico-artístico) se le está uniendo una impoJuan Fuente, enólogo de MontReaga junto con sus vinosrtante infraestructura hostelera y, de la misma forma, son varios los proyectos que en relación a la explotación turística del patrimonio se están planteando. La unión hace la fuerza y, por ende, resultaría preciso coordinar esfuerzos de bodegas, empresas turísticas, industria hostelera y responsables del patrimonio artístico de todos los pueblos de la comarca. Iniciativas como los Caminos del Vino, que se despliegan por pueblos cercanos a Belmonte como Villarrobledo, Socuéllamos o Pedro Muñoz; o la Ruta de los Caballeros y el Vino, en los Campos de Calatrava y Montiel, ya están dando sus primeros frutos.
Aunque a priori la estrategia a seguir a nivel turístico parece clara, en la práctica resulta algo más complicada: el público al que va dirigido el enoturismo tiene unas motivaciones determinadas (intereses, conocimientostécnicos,…) que lo diferencian del viajero que recorre la zona con el afán de conocer la historia y la cultura de los pueblos, al igual que es diferente el turista que sale de ruta con el objetivo de descansar y disfrutar sosegadamente de su tiempo de ocio; y así, cada persona, un mundo.
De la capacidad para ofertar un producto turístico completo y versátil, que atienda las diversas demandas e intereses de los viajeros que nos visitan, dependerá el desarrollo de nuestras tierras y sus gentes. Buenos mimbres hay. Y buen vino. 

Elvira Rubio y Ricardo Cuevas



DIEZ AÑOS CAMINANDO JUNTOS

Ha transcurrido una década ya desde que se fundara la A. C. Infante D. Juan Manuel y, por ello, en este año, queremos hacer un alto en el camino para celebrar el décimo aniversario de forma especial. Además de estas conmemoraciones, hemos aprovechado las páginas de “El Atrio” para hacer balance y reflexionar acerca de las aportaciones llevadas a cabo por la asociación hasta el momento, ver cómo es su situación a día de hoy y cuáles son sus perspectivas. Una mirada al pasado, al presente y al futuro de la asociación.

Son cuatro las voces que dan respuesta a los interrogantes que surgen al mirar el día a día de la asociación. Para ello, hemos pedido a estos socios que respondan a tres cuestiones referidas a la labor desarrollada en esta última década por la asociación, a sus circunstancias actuales y a los caminos que, en su sentir, debiera seguir la agrupación el día de
mañana. Todos ellos muestran sus inquietudes, opiniones y recomendaciones desde diferentes posiciones, pero siempre con un denonador común: la pasión por Belmonte.
Las cuestiones planteadas son:

  1. ¿Cuáles son, en tu opinión, las principales aportaciones que la asociación ha llevado a cabo en estos diez años?
  2. ¿Cómo crees que se encuentra el movimiento asociacionista en la actualidad?
  3. ¿Cómo ves el futuro de la asociación? ¿Cuáles serían las líneas para seguir trabajando?
CARLOS GRANDE, socio
  1. Para no extenderme, señalaré dos aportaciones. La primera es su propia existencia. Creo que es una riqueza para el pueblo que un grupo de belmonteños y belmonteñas se unieran para reflexionar y hacer partícipes a los demás de sus preocupaciones e iniciativas sobre Belmonte y, de manera especial, sobre su cultura y su patrimonio artístico. Tenemos que reconocerlo y agradecerlo. La segunda es su permanencia. Con frecuencia, los desencantos, las críticas y la falta de colaboraciónque se espera de los demás acaban con la ilusión inicial de muchos proyectos. No ha sido así en el caso de El Atrio por lo que, hasta ahora, hay que contabilizarlo como un logro y esperamos que así siga.
  2. Creo que estamos en un momento de auge del asociacionismo. Belmonte es un ejemplo. Esto es un dato positivo, pero, como en todo, hay que encontrar el punto medio; la ausencia de asociaciones es síntoma de apatía y desinterés, mientras que el exceso puede llevar a la fragmentación de esfuerzos con la consiguiente pérdida de eficacia.
  3. Veo que estos diez primeros años son sólo el preludio de otros y otros que vendrán después. La asociación ha cambiado de equipo directivo: con el primero, el fundacional, fue muy bien; y con el segundo, diríamos que es el de la consolidación, también. Me gusta cómo se trabaja en la revista y cómo está concebida. Los cambios que se hayan de producir vendrán dados por la experiencia más que por nuevos criterios u orientaciones. Lo único en lo que yo insistiría es quetanto la revista como la asociación se mantengan alejadas del partidismo político: ambas deben estarcomprometidas con Belmonte, sin sujeción a ningún filtro ideológico.

INÉS VALVERDE, presidenta de la asociación

  1. La fundación de la asociación fue una iniciativa muy importante para Belmonte, pues suponía la posibilidad de aunar las voluntades de todos los belmonteños y simpatizantes en una dirección común: la de preservar el patrimonio históricoartístico del pueblo, y trabajar en su difusión y enriquecimiento cultural. Durante estos años, la asociación se ha preocupado por el cuidado del patrimonio intentando mover conciencias a distintos niveles: llamando la atención de los gobernantes en asuntos como la restauración del castillo, y también la de los vecinos y visitantes, en asuntos como la participación,la limpieza, etc.
    Al mismo tiempo, ahondar en el conocimiento de nuestra historia y difundir ese conocimiento ha sido otro de los objetivos. Lo hemos desarrollado a través de distintas exposiciones que llamaban la atención sobre aspectos o lugares de interés (arquitectura civil o religiosa, costumbres tradicionales, personajes influyentes...), de conferencias y jornadas como las dos desarrolladas en colaboración con el CPR; también a través de publicaciones como la guía del castillo. Y sobre todo através la publicación de El Atrio. Me parece también un logro importante la permanencia de una publicación de estas características, con las dificultades que supone, organizativas y económicas. El Atrio alcanza ya su número 20, y se va enriqueciendo cada vez más con aportaciones de socios, amigos y vecinos, que investigan sobre Belmonte y su pasado, y que opinan sobre su presente.
    Aunque al hablar de aportaciones es inevitable pensar en lo que quisimos y no pudimos hacer, sí debemos sentirnos satisfechos por mantener la presencia constante – con mayor o menor intensidad, según las posibilidades – de la asociación en estos años, a través de actos culturales, publicaciones, concursos...prestándonos a ser vehículo de puesta en común de las inquietudes de todos aquellos que quieran trabajar con nosotros. En esta tarea no puedo dejar de mencionar a Jesús Aragón, socio de honor del “infante”, que generosamente nos cedió espacio en su página web sobre Belmonte, magnífica carta de presentación de nuestro pueblo.
  2. El asociacionismo suele aportar vigor y fuerza en el entorno en el que se desarrolla. En Belmonte es destacable el número de asociaciones en torno a distintos objetivos: culturales, lúdicos, deportivos...Es muy positivo que existan tantas asociaciones, y sería deseable que encontrásemos campos para la actuación conjunta, en un objetivo que yo creo que nos mueve a todos: el desarrollo y la promoción del pueblo, considerando que el turismo – cultural, gastronómico, festivo – es su principal valor para progresar.
    Hay que señalar que es muy positiva para el asociacionismo la creación del Consejo de Participación Ciudadana. Esperemos que sea de verdad un vehículo de acercamiento entre las asociaciones y el ayuntamiento, y un foro en el que expresar opiniones que sean tenidas en cuenta en el gobierno local.
  3. Desde la Junta Directiva de la Asociación, veo el futuro como un reto ilusionante: queda mucho por hacer y, de momento, las fuerzas y las ganas no nos faltan. Actualmente, al frente del “Infante” se encuentra un grupo de personas muy diverso, con ideas a veces encontradas, pero con energías que se complementan de manera satisfactoria cuando hay que trabajar y decidir. Además, contamos con el respaldo de un gran número de socios, de los que siempre recibimos con agrado sugerencias y colaboraciones.
    Queremos seguir trabajando en una línea parecida a la que ha guiado la trayectoria de la asociación desde su inicio: cuidar de nuestro patrimonio, desde la conservación y el estudio de nuestra enorme herencia histórica y artística, y promover actividades culturales para conocer y disfrutar de nuestra riqueza cultural.
    Un objetivo primordial es la sensibilización de los más jóvenes, para que, a través del conocimiento, lleguen a valorar y a querer su herencia histórica. La continuidad de proyectos como el de nuestra asociación depende, fundamentalmente, de la búsqueda de savia nueva que pueda tomar el relevo en la tarea iniciada.
    También queremos iniciar una serie de publicaciones que sirvan de referencia a aquellos estudiosos o curiosos que quieran saber más sobre Belmonte; y también, retomar proyectos ya iniciados, como la idea de convertir a Belmonte en un aula abierta en colaboración con la Universidad, lo que hace ya algunos años la Asociación le propuso al Ayuntamiento
JOSÉ MANUEL ZARCO, socio, ex presidente de la Asociación.


  1. La asociación llega a Belmonte en unos momentos en los que la preocupación o interés por el mantenimiento de todo el patrimonio de la Villa no estaba muy arraigadoen nuestro sentir como belmonteños.
    Tan acostumbrados estábamos a ver “esas piedras” que parecía que nunca podrían perderse y que, por supuesto, las instituciones públicasya velarían por su perfecta conservación.
    Con esta carencia, la asociación se establece con un objetivo fundamental: ayudar a divulgar ese patrimonio y al mismo tiempo colaborar en la vigilancia del mismo. Pensábamos que así lograríamos hacer renacer en Belmonte ese sentimiento por lo nuestro entre sus vecinos, que tanto ha ayudado a levantar otros municipios.
    Gracias a la labor desinteresada de Jesús Dalmacio se ha conseguido cumplir con ese objetivo. Su espacio en la red (a nuestra disposición desde el nacimiento de la asociación) y su página web (tan magistralmente confeccionada y perfeccionada periódicamente) son el más claro ejemplo de la labor de divulgaciónde nuestro patrimonio por el mundo.
    Por otro lado cabe destacar, siempre desde la más absoluta y transparente independencia política, el trabajo de vigilancia y asesoramiento que la asociación comenzó a realizar con las instituciones municipales para mejorar el estado de conservación y limpieza del municipio y sobre todo de su casco histórico.
    Otro gran objetivo con el que nació la asociación fue fomentar en la medida de lo posible el desarrollo cultural de nuestro pueblo junto con otras asociaciones que ya lo hacían en aspectos como la música o elteatro. Así surgió la revista El Atrio que, con grandes dificultades económicas, pues no tuvimos demasiada suerte con las subvenciones en los primeros años, intentó conseguir dicho objetivo. Junto con la revista llegaron también exposiciones, concursos literarios y de desarrollo de las artes plásticas, mercadillos medievales, conferencias, campañas para la defensa del Castillo difundiendo entre las distintas administraciones su lamentable estado deconservación, divulgación de nuestra rica cocina, etc.
    Además hemos contribuido a fomentar el asociacionismo en Belmonte junto con las demás asociaciones que afortunadamente conviven en nuestro municipio.
  2. Siempre es deseable más participación en cualquier iniciativa que se intente desarrollar en una comunidad. No obstante, creo que Belmonte ha ganado en los últimos años y puede sentirse satisfecho con el movimiento asociacionista que existe entre sus vecinos.
    Las distintas asociaciones están contribuyendo con el desarrollo cultural del municipio. Esta labor debe ser fomentada y ayudada por las distintas administraciones que pasen por el ayuntamiento, de ahí la importancia de un órgano como es el Consejo de Participación Ciudadana que puede aunar todo ese sentir para trabajar en beneficio de Belmonte, siempre que se mantenga como árbitro coordinador independiente sin intentar manipulaciones políticas con las distintas asociaciones (cosa que a nuestros políticos les suele costar bastante), que no beneficiarían en nada a nuestro pueblo.
    Como ya he expresado en alguna ocasión, no veo a nuestra asociación con esa independencia clara y cristalina que debe tener desde el punto de vista político. La relación partidaria con la administración de turno puede contribuir a perder de vista uno de sus objetivos como es la vigilancia de nuestro patrimonio y, además, puede incurrir en la falta de colaboración en otros proyectos interesantes para el pueblo que puedan pasar desapercibidos por su procedencia. 
  3. La asociación está haciendoun buen trabajo desde el punto de vista cultural. Debe seguir haciéndolo y al mismo tiempo conseguir que la participación de todos los belmonteños sea más importante e intensa. Para ello ha de trabajar por atraer a la redacción de la revista al resto de asociaciones y vecinos, sus inquietudes e intereses son el motordel desarrollo cultural del pueblo.
    Debe continuar velando, junto con las demás asociaciones que así lo han demostrado, por el patrimonio en cuanto a aspectos como la denuncia del estado del Castillo, la ejecución  indebida de obras dentro del casco histórico, la limpieza, etc. Además debe apoyar todas las iniciativas que surjan en pro del desarrollo turístico del municipio como una de las garantías para el progreso y bienestar de nuestros jóvenes y deBelmonte.
    Creo que esta labor es más fructífera si la asociación conserva la independencia a la que hacía referencia anteriormente. Es importante para su futuro que la recupere pues en caso contrario podría nacer un sentimiento de desánimo entre sus socios, contribuyendo así a su anquilosamiento y posterior desaparición. Creo que esto no debemos consentir que ocurra puesto que es indudable la importancia del trabajo realizado para Belmonte por nuestraasociación en estos diez años.

DAVID SIERRA, socio

  1. Destacaría la labor de concienciación social llevada a cabo durante todo este tiempo por los miembros de la Asociación. Se han promovido iniciativas para que los belmonteños supieran cuáles eran sus potenciales turísticos y cuáles eran las debilidades, siendo éstas objetivo principal de trabajo para la mejora de Belmonte como un destino turístico.
  2. Creo que la asociación continúa en la misma línea que hace unos años, es decir, trabajando por y para el pueblo, preocupándose porlos aspectos históricos y artísticos no solamente del patrimonio cultural, sino también por aquellos relativos a sus gentes y sus costumbres.A veces los métodos empleados en el desarrollo de estas labores no han sido correctos, quizás porque no han provocado el interés suficiente en el resto de la población. Por eso, es necesario pensar en otras alternativas que causen mayor impacto e interés.
  3. Continuando con lo anterior, reitero la necesidad de crear nuevas ideas entre todos. Una propuesta: impulsar un VERDADERO proyecto turístico entre las asociaciones, ayuntamiento y demás organismos, con gente cualificada y con ganas de trabajar. Se deberían seguir manteniendo e impulsando aquellas actividades como exposiciones, charlas o jornadas medievales. Pero la asociación debe seguir siendo el medio, la voz, que traslade las inquietudes de los que verdaderamente creemos que Belmonte puede ser un potencial turístico de referencia, a quien corresponda.El castillo ha sido siempre el referente turístico de Belmonte y uno de los principales temas de interés y preocupación de sus socios (como demuestran la gran cantidad de artículos escritos y las manifestaciones populares), pero, ¿qué ocurre con su entorno? Las murallas se caen, la suciedad y las pintadas son cada vez mayores no sólo dentro del castillo, sino también fuera. ¿Y el resto de monumentos? ¿Por qué permitirnos que se sigan cometiendo atentados contra el patrimonio artístico poniendo uralita, carteles publicitarios metálicos u otros materiales donde no corresponden? En fin, que serían muchos los puntos los que habría que tener en cuenta. Y es que a veces la ilusión por trabajar y las ideas son más poderosas que el dinero y la política. 



ENTREVISTA A ...
JAVIER SOTO FITZ-JAMES/ REPRESENTANTE DE PROPIETARIOS DEL CASTILLO
“El proyecto que tenemos entre manos se ha convertido en un reto que estoy seguro que vamos a coronar con éxito si la administración nos echa una mano”


Con las últimas visitas a Belmonte y su presencia en las jornadas que la A. C. Infante D. Juan Manuel organizó en abril, Javier Soto Fitz-James se ha dado a conocer para muchos ciudadanos de Belmonte. Con ello, pretende mostrar la solidez de su compromiso con el castillo y el pueblo. Este gaditano de cuarenta años es el encargado de llevar a cabo el proyecto de restauración y promoción turística del castillo de Belmonte, que pertenece a su familia.
Estudió hasta los dieciocho años en Jerez de la Frontera, su lugar de nacimiento, para continuar sus estudios en Madrid, Suiza y EE. UU., donde se licenció en Económicas y Empresariales. A nivel profesional, trabajó en banca de inversión en Nueva York, Madrid y Londres hasta el año 2000. Entonces vuelve definitivamente a España después de
Javier Soto Fitz-James durante el debate de las Jornadas diez años en el extranjero para instalarse en Madrid. Casado y con tres hijos (Mencía, Sol y Álvaro) reparte su tiempo entre su familia y la empresa de servicios financieros que montó en 2002, actividad a la que se dedica en la actualidad, además de otros negocios. Su deseo es poder dedicarse muy pronto también a desarrollar el ambicioso proyecto preparado para el castillo de Belmonte. A pesar de su apretada agenda, nos ha hecho un hueco para conceder esta entrevista en la que descubrimos un poco más su ámbito personal y sus proyectos en Belmonte.

Pregunta: Seguro que conoces Belmonte desde hace muchos años, ¿cuáles fueron tus primeras impresiones al visitar el pueblo? ¿qué recuerdas de aquellas primeras estancias?
Respuesta: Creo que mi primera visita a Belmonte fue de recién llegado a Madrid con 18 o 20 años, ya que desde Jerez quedaba un poco lejos para hacer visitas. Mi primera visita al castillo y al pueblo deBelmonte despertó en mí un interés por devolver al castillo algo de su esplendor pasado, pero antes de poder dedicarme a eso tenía que ir a la universidad y trabajar mucho, hasta la actualidad.
Ya desde mi primera visita las sensaciones fueron varias; la primera fue la de admiración de tan magnífico castillo y también de orgullo, al tratarse de algo familiar y que hicieron mis antepasados. Inmediatamente después, la sensación fue de tristeza e impotencia por el abandono al que estaba sometido el castillo. La conclusión de esa primera visita y de muchas otras que han seguido fue la de recuperar y restaurar el castillo a toda costa; algo más fácil de decir que de hacer, pero esta determinación ha estado ahí siempre.
Belmonte me impresionó por la cantidad de monumentos e historia que encierra entre sus muros un pueblo pequeño pero con mucho encanto, y desde el principio me pareció un marco ideal para visitar y que la gente lo conociera. Además, el castillo jugaba un papel muy importante en ese marco y había que involucrarse de alguna manera en la
total recuperación del castillo con el impacto positivo que eso tendría para el pueblo y viceversa. 
P: Y en lo personal, ¿qué supone para ti Belmonte y su castillo?
R: El castillo de Belmonte supone para mí un motivo de orgullo ya que forma parte de la historia de mi familia,
muy involucrada en la historia del pueblo de Belmonte.
Al mismo tiempo y desde que conocí el castillo por primera vez sentí que como miembro de esa familia no podía permitir que la situación de abandono del castillo continuara y asumí como mi responsabilidad, junto a mi hermano y mi primo, la de buscar soluciones. El proyecto que tenemos entre manos se ha convertido en un reto que estoy seguro vamos a coronar con éxito si la administración nos echa una mano.
P: Siguiendo con el castillo: la propiedad del mismo, a través de Eugenia de Montijo, llega a tu familia, ¿cómo te conviertes finalmente en representante de los propietarios?
R:Mi madre, Mencía Fitz-James Stuart, Condesa de Requena, heredó el castillo de Belmonte junto con sus hermanos de su padre, el Duque de Peñaranda y Conde de Montijo, mi abuelo. El castillo ha pertenecido a la familia desde su construcción en el siglo XV y se ha vinculado a la Casa de Montijo a través del apellido Pacheco, apellido del Marqués de Villena que es quien manda construir el castillo originalmente. Uno de los últimos habitantes del castillo de mi familia fue Eugenia de Montijo, llamada así por ser hija del Conde de Montijo ya que su título era el de Condesa de Teba y por matrimonio con Napoleón III, Emperatriz de Francia. La Condesa de Montijo fue su hermana mayor que se casó con el Duque de Alba; mis tatarabuelos. Eugenia de Montijo, al morir su único hijo, nombra heredero de sus bienes a su sobrino el Duque de Peñaranda, segundo hijo de su hermana Paca con el Duque de Alba, y uno de estos bienes era el castillo de Belmonte. De ahí que en la familia Fitz-James Stuart, tanto en la Casa de Alba como
en la de Peñaranda Montijo, propietaria actual del castillo, sea tan popular el nombre de Eugenia. Con respecto al hecho de ser el representante de los propietarios, es por causa de que mi madre es la mayor de los hermanos Peñaranda y yo el mayor de mi generación, por lo que la veteranía te lleva a asumir algunas responsabilidades; dicho esto, mi hermano Hernando y mi primo Hernando completamos la representación familiar y los tres estamos involucrados en sacar adelante el proyecto de restauración y gestión turística del castillo.
P: En los últimos años el edificio se ha deteriorado considerablemente ¿qué medidas se hubiesen tenido que adoptar? Y en la misma línea ¿por qué no se han iniciado las negociaciones para su restauración anteriormente?

R: La gestión del castillo estaba cedida por mi abuelo el Duque de Peñaranda desde 1959 al ayuntamiento de Belmonte con la idea de reinvertir las entradas cobradas a los visitantes en la mejora del castillo y si fuera necesario restaurarlo con algo de ayuda pública; precisamente para eso se cedió el uso. Han pasado 47 años y los responsables del ayuntamiento en todos estos años no han sabido, o no han podido, llevar a cabo con éxito dicha responsabilidad. Creo que si los distintos ayuntamientos hubieran sido mas proactivos en una adecuada gestión turística del castillo, este
hoy estaría en mejores condiciones. Algo se ha hecho, por ejemplo el arreglo de cubiertas, las escuelas taller hicieron algo, pero poco y por cierto, se marcharon dejando la chimenea del patio desmontada. Evidentemente esto no ha sido suficiente y por ese motivo decidimos tomar cartas en el asunto. Después de mi vuelta del extranjero, mi hermano, mi primo Hernando y yo decidimos intentar buscar una solución para el castillo y creemos que estamos a punto de conseguirlo, aunque quede mucho trabajo por hacer. El porqué de la no iniciación de las negociaciones antes es algo que habría que preguntar a los anteriores alcaldes, ya que insisto, la cesión está vigente desde el año 1959. Bien es cierto que las ganas de hacer algo por parte de mi generación en mi familia, y el alineamiento de intereses con el ayuntamiento de Belmonte creemos que darán sus frutos. En cualquier caso, hemos de mirar al futuro con optimismo y que el pasado nos sirva de lección. Ahora hay un proyecto serio encima de la mesa y creo que lo sacaremos adelante, solo que esta vez nos vamos a ocupar personalmente de que la restauración se haga y de que el proyecto turístico sea un éxito.
P: Con respecto a la responsabilidad en ese deterioro, ¿qué parte corresponde a las administraciones públicas y qué parte a la propiedad?
R: Según los documentos en nuestro poder, mi abuelo cedió el uso del castillo en 1959 y el castillo por aquél entonces estaba en buen estado según consta en el acuerdo de cesión. Por lo tanto la responsabilidad ha sido de la corporación municipal. En ese documento, el ayuntamiento se compromete a restaurar y mantener el castillo en perfecto estado, cosa que no se ha hecho.
Además, la propiedad ha permitido el uso del castillo y aledaños para la celebración de fiestas populares, campo de fútbol, etc. La corporación municipal de Belmonte ha tenido 47 años para hacer muchas cosas y por las razones que sean no ha podido. Pero insisto, creo que la oportunidad la tenemos ahora, así que hay que aprovecharla y mirar para el futuro. Por si acaso, esta vez estaremos presentes y espero que la colaboración entre administración y propiedad sea fructífera.
P: Desde hace un tiempo, se han retomado los contactos con el ayuntamiento y otras administraciones para llegar a un acuerdo que salve de la ruina al monumento, ¿en qué punto se encuentran actualmente las negociaciones?
R: Si Dios quiere, firmaremos el convenio en los meses de verano. El proyecto de restauración total del castillo es de cuatro millones de euros, más un millón de euros para la “fabricación” del producto turístico cultural a ofrecer al público. Todo este dinero no puede venir de la administración y estamos determinado la cantidad que la administración podría poner como punto de partida para la fase 1. El proyecto consta de las fases 0,1,2,3,4 y 5, aunque con la finalización de la fase 1 se podría abrir al público, lo cual ayudaría a la empresa gestora a cofinanciar las fases de rehabilitación 2,3 y 4 ya que el ayuntamiento seguiría solicitando ayudas hasta la finalización del proyecto total. Es importante la cantidad de “despegue” de la fase 1 ya que cuanto antes se abra al público antes se podrán disponer de ingresos adicionales para completar la restauración y complementar las ayudas de la administración. Como ya anunciamos públicamente, la empresa gestora estará dirigida por los Hernandos (hermano y primo) y yo mismo.
P: Han sido muchas las ocasiones en las que el pueblo de Belmonte ha mostrado su interés por el tema, ¿para cuándo crees que se podrá hacer realidad el proyecto de restauración?
R: En cuanto determinemos que la cantidad necesaria para completar la fase 1 será aprobada por el Ministerio de Fomento. Ahora mismo y según el arquitecto del proyecto, esa cantidad es de 1.977.000 euros. Si esta cantidad se hace un poco cuesta arriba para la administración, tenemos que saber cuánto pueden poner para empezar y ver si esa cantidad es suficiente para abrir al público después de esa fase.
El papeleo y trabajo de técnicos y arquitectos llevará 6 meses y tendrá un coste inicial de 163.000 euros; acto seguido podrán empezar las obras de la fase 1 que tal y como está pensada ahora tardaría unos 18 meses. Estamos pendientes de cuál será la cantidad inicial y de si esta será suficiente para poner el proyecto en marcha. Arrancar cuesta y es donde más hay que empujar. Si nos aprobaran el 1.977.000 euros, empezaríamos este año, es decir todo el papeleo técnico y proyecto básico que tardaría seis meses. Andamios para principios de 2007.
P: Una vez recuperado el castillo, ¿a qué servicios se destinará?
R: El castillo ofrecerá al visitante un producto cultural que básicamente contará la historia del castillo desde su construcción y de Belmonte. Habrá salas tematizadas, visitas guiadas, servicio de audioguía, salas dedicadas a personajes destacados de Belmonte, etcétera. Además, habrá instalaciones destinadas a la celebración de exposiciones, eventos culturales y sociales. 
P: ¿Se ha pensado en la coordinación con otras entidades (bares, restaurantes, comercios…) y en aprovechar otros recursos del pueblo (otros monumentos) para ofertar un proyecto turístico más completo?
R: Sí, estamos pensando en organizar un centro de información al visitante en el castillo; no sólo del castillo en sí sino del pueblo en general. La celebración de cualquier evento conllevará la utilización de los servicios de hostelería y alojamiento disponibles en el pueblo, por lo que es importante estar en contacto con estas entidades para facilitar una buena coordinación en el caso de necesitar sus servicios. En cuanto a aprovechar otros recursos turísticos del pueblo creemos que es fundamental a la hora de ofrecer al visitante un producto turístico de calidad que debe ser lo más completo posible, y esto a pesar de que el monumento de más relevancia sea el castillo; en el castillo se debe hablar de la historia de Belmonte y esto incluye el resto de los monumentos y todo el pueblo en definitiva.
P: En la misma línea,¿qué expectativas crees que tiene el pueblo? ¿cual sería, en tu opinión, la vía de escape para desarrollar el pueblo y conservar a sus gentes?
R: Creo que las comunicaciones modernas están acercando cada vez más las pequeñas poblaciones a las grandes ciudades y no unidireccionalmente, es decir del pueblo a la ciudad, sino viceversa.
Ese intercambio cultural y de ocio es importante mimarlo y motivarlo para que se incremente y Belmonte tiene los ingredientes necesarios para que se produzca ese incremento de atractivo que garantizará la supervivencia del pueblo.
Creo que la explotación turística del castillo y del pueblo en general es vital para la conservación de sus gentes, por eso necesitamos el apoyo de la corporación municipal y todo el apoyo posible para sacar este proyecto adelante. Si conseguimos los fondos necesarios para despegar y la administración nos sigue apoyando para conseguir la total restauración del castillo, estoy convencido de que el impacto para el pueblo de Belmonte va a ser muy positivo a todos los niveles, tanto cultural como socio económico; y además servirá de motivación para que surjan otras iniciativas.
P: Y ya que nosotros somos una asociación cultural, ¿qué papel crees que debe jugar la promoción cultura en ese desarrollo? 
R: La base del proyecto turístico es la cultura y el interés que motivará al visitante será cultural, que es una forma de ocio como otra cualquiera.
Sin duda la promoción cultural será vital para el éxito del proyecto y esa responsabilidad no recaerá únicamente en los gestores del proyecto, sino en asociaciones culturales como la vuestra y en todo el pueblo en general.
Me gustaría aprovechar la ocasión para ofreceros todo nuestro apoyo y animaros a seguir con vuestra magnífica labor, y por supuesto las instalaciones de castillo estarán a vuestra disposición, ojalá que muy pronto renovadas y en perfecto estado.
P: Sabemos de tu reciente paternidad (vaya desde aquí nuestra enhorabuena), ¿para cuándo una visita con toda la familia?
R: Muchas gracias por la felicitación. De hecho estaba pensando en bautizar a mi hijo Álvaro en Belmonte y de paso llevar a toda la familia y amigos para que sirva de apoyo al proyecto que tenemos entre manos. Si lo hacemos así, por supuesto que estáis invitados. 
P: ¿Te gustaría añadir algo más?
R: Muchas gracias por todo y espero que la entrevista ayude a transmitir el interés que hay por nuestra parte no sólo para rehabilitar el castillo sino para crear un proyecto turístico de calidad y del que sin duda el pueblo de Belmonte será gran beneficiario en todos los sentidos.

Ricardo Cuevas


OTRA VERSIÓN SOBRE EL TOPÓNIMO BELMONTE

Belmonte: del Latín BELLUM (Vistoso), MONTEM, o del celta BELENOS (Dios) y según Ricardo León en su obra “Jauja” procede del fenicio “Baal Hamon”.
A lo largo de su historia se le ha designado por diversos nombres: Bellomontium, Belmot, Bellomonte, Velmonte y Belmonte.
E l nombre de Belmonte no se debe a una peculiaridad geográfica, como diferentes autores han venido afirmando hasta ahora, sino que a un hecho histórico. Esto pudo ocurrir durante los siglos XI ó XII. Un caballero de origen francés de nombre Beaummont, (Belmonte es la castellanización de este apellido) bien pudo ser el origen del nombre de Belmonte, como población.
El apellido Belmonte ha estado ligado desde sus comienzos a la reconquista Española; así tenemos Belmontes en el antiguo reino de Navarra, Aragón, en Asturias, en Andalucía al servicio de los diferentes monarcas, ya sea estableciendo su linaje como en Benicarló en Valencia, fundando pueblos como Belmonte de Córdoba o participando en diferentes hechos de armas como las Navas de Tolosa, la conquista de Córdoba, la de Granada, en la batalla del Salado en la provincia de Cádiz. Alonso de Santa Cruz nombra a Juan Belmonte como caballero al servicio de Alfonso XI, alcanzando éstos diferentes mercedes, recompensas y títulos de nobleza; un Belmonte es el Marques de Santa Rosa.
Durante el reinado de Alfonso VI, Alfonso VII y Alfonso VIII vinieron a España innumerables nobles europeos, a luchar contra los musulmanes. Bien pudo ser uno de ellos de apellido Belmonte, el que reconquistara en nombre del rey de turno, la primitiva población llamada durante su posesión musulmana “CHOZAR”, (Belmonte y los Belmonte, Ensayo Geográfico-genealógico de Ricardo Belmonte, publicado en el Boletín de la Academia de Ciencias, Bellas Artes ...de Córdoba, 1975) y se le concediera el privilegio de designar a la población con el nuevo nombre de Belmonte, estableciendo su linaje en la población. Aunque, por qué no, Belmonte también pudiera ser la antigua población romana llamada Ala.ba ó Istonium ( Hispania/Lith.J.& R. Sulzer. publicado en Berlin por Ditereci Reimrt.Kraata en 1893).
El linaje de los Belmontes aparece en diversos documentos de la historia de nuestro pueblo:
  1. Ana Antonio de Belmonte Ramírez Arellano: nacida en 1711 en Belmonte que casó en primeras nupcias con Diego Parrilla y en segundas nupcias, el año 1337 en Belmonte, con Marcos Francisco Girón de Zúñiga Loaysa y Cañizares
  2. Francisco José de Belmonte Ramírez Arellano: nacido en Belmonte, sigue la línea.
  3. Juan Antonio de Belmonte Ramírez de Arellano: nacido en Belmonte, fue corregidor de Baza en 1753. En 1752, en el Catastro del marqués de la Ensenada se hace mención, a un Alcalde ordinario de Belmonte llamado Juan Antonio Belmonte.
  4. Alonso de Belmonte Ramírez de Arellano: nacido en Belmonte, Presbítero, Chantre y Racionero de la Iglesia Colegial de la villa de Belmonte.
  1. Alonso de Belmonte carrillo: nacido en Belmonte, sigue la línea.
  2. Ana de Belmonte Carrillo: nacida en Belmonte.
  3. Antonia de Belmonte Carrillo: Nacida en Belmonte.
  1. María Paz de Belmonte y Castelar: nacida en Belmonte el año 1784.
  2. Josefa de Belmonte y Castelar:
  3. Mateo de Belmonte y Castelar: sigue la línea.
  4. Mariana de Belmonte y Castelar: Nacida en Belmonte el año 1784.
  1. Joaquín de Belmonte Valcárcel. Nació en Belmonte en e 9 de junio de 1813 y murió también en nuestro pueblo en el 23 de Diciembre de año 1870
  2. Valentina de Belmonte y Valcárcel:
  3. María del Carmen de Belmonte Valcárcel.
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Bibliografía (entre otros títulos):
Miguel Ángel Vellisco Bueno

BELMONTE

Es habitual hablar de Belmonte desde la biografía de alguno de sus hijos ilustres y revolver así en su historia para admiración de propios y de extraños. En El Atrio, a pesar de su corta vida, paisanos y amigos han publicado en este sentido trabajos bien interesantes que ya en su día elogié.
Yo mismo en cierta época encontré placer en esta tarea divulgadora quizás porque el recinto histórico invita a la explicación de la propia identidad en una arqueología sentimental.
En la misma medida que evolucionaba mi tiempo confieso que me fui alejando de lo antiguo atraído paulatinamente hacia el Belmonte actual. Por una historia viva en sus gentes, las que andan en estos momentos por sus calles y a las que, para bien y para mal, las condiciona su pasado. No es tarea fácil porque tiene un componente grande de especulación. Son gentes que tienen que vivir al lado de las piedras caídas, con costumbres, hábitos y hasta defectos heredados. El belmonteño, desde que nace a la observación de la realidad, aprende del urbanismo que la grandeza de su pueblo estuvo en un pasado glorioso y éstos sólo son vestigios. Es más difícil hablar de esto inmediato, yo lo sé, y mucho más desde una cierta amargura, pero los años prestan un cierto atrevimiento.
Podemos establecer que la gente en proceso de formación se inclina a buscar modelos de conducta y así el joven gusta de la historia, mientras el paso de los años por contraste nos lleva al hombre vivo que se palpa en la realidad. Ser una familia venida a menos condiciona y, cuando cada rincón del casco antiguo te ofrece este mensaje, una pátina de tiempo se te incrusta en la piel del alma y te acaba sacando un rictus gongorino. Sí, somos intolerantes entre nosotros,
una intolerancia barroca, seamos humildes. Podemos ser enormemente desagradables. Y al tiempo somos portadores de valores apreciables: nadie como nosotros se adolecerá del miserable. Porque no todo es negativo en lo vetusto, eso es en el primer encuentro; una vez afianzados, se descubre como un tesoro la riqueza cultural que nos antecede.
La gente joven se interesa por las vaquillas de la feria, lo veo ahora en los foros de las Web; que Alcaldesa, tráelas, que si en la Plaza del Pilar, que en la Plaza de Toros, que si sí que si no. Y hasta puede que en esa edad te interese más la discusión en sí misma que los propios toros; la necesidad de formar identidad te conduce a formar criterio y a opinar sobre lo que alcances, esto es de verdad lo joven.
Viene luego un tiempo en que te atraen los edificios y los constructores y las obras de arte y lamentas los muros que se caen y nada puedes hacer porque sintonizas sólo con un segmento de afines; entonces es hora de hablar del Marqués o de Fray Luis el agustino y de devorar la historia escrita; y descubres cómo andando el tiempo vinieron otros señores que fueron pura imitación y no aportaron nada, sólo repartieron. Ya digo que yo también lo hice, a enredar en los papeles, que es oficio noble, me refiero.
Por fin llega el momento, no hace falta que precisemos, que te sientas y miras las torres y los pórticos de los palacios y sólo contemplas sillares haciendo de fondo, porque sobre todo llevas un paisaje intimista; es entonces cuando te empieza a interesar más lo de hoy porque ya eres viejo, hablo desde mi experiencia. Y te das cuenta de golpe cómo el pueblo medieval fue del marqués, cómo las tierras incluían las gentes para trabajarlas y lo que vino después, ya solo consistió en vulgares intereses. Y ya no se ha enderezado en ninguna época ese reparto desequilibrado de la propiedad, y nuestro pueblo llano, que se constituyó en su mayor medida por los desposeídos, ha estado siempre marcado por una falta de horizonte. No hay nada más antidemocrático, en el sentido de convivencia, que el plano catastral de nuestro término. Algunos con un cierto tufillo a veces demagógico han divulgado los tantos por ciento
de la propiedad rural, lo de unos pocos con todo y casi todos con lo poco. Yo creo de todas formas que tiene sus matizaciones y a veces comprendo que hoy ante la demagogia no vibrarían apellidos ilustres sino simples conmilitones. Sin embargo fijaos cómo en nuestro pueblo no se dio en la contienda un gran auge de afiliaciones extremistas, lo
cual es digno de considerarse. Nuestro azote vino de los pueblos cercanos.
Hablo, pues, de una comunidad que vive en un casco apolillado, en medio de un mensaje de que todo fue antes y de que ya nada es posible. Calles de BelmonteDe gentes humildes que ocupan la mayor parte del callejero de la emigración y nunca tuvieron tierras para salir adelante cuando todo era la tierra. Ahora, ¿para qué?, se ha quedado a trasmano de las rutas de hoy y no es fácil empujarlo. Algunos se han distinguido por su mitin en el reparto de ciertas tierras al más puro estilo de tiempos pasados, me refiero a la llamada Fundación, pero nadie ha presentado un estudio serio que ofrezca alternativa moderna a favor de la gente joven sin contradecir la voluntad de la testadora. Con que vamos a ver, diría nuestro abuelo, no es posible arrancar sin que nos ayudemos a nosotros mismos y sin que confiemos en la ayuda. Está necesitado nuestro pueblo de una plataforma de  foro continuado de diálogo en que debían emplearse sus instituciones en vez de llevar esta energía al navajeo electoral. Los partidos pueden ser una gran fuente de progreso o un disparate continuado de convivencia. Atended a  los sensatos, esa es la consigna. Me he encontrado esta vez en Belmonte gente joven que está sentada ya  madura, pensando como si hubieran quemado etapas que no han quemado, ¿estaremos soñando? Va llegando lo nuevo.
Yo he fabricado mi pregón de ferias con todo este material en las manos y me sorprendieron grupos jóvenes en torno a la cultura; es un gran tesoro y un motivo de optimismo que deposité corriendo en la alcaldesa. Angustias, ya ves que me siento optimista con lo que veo, más o menos fue mi frase.
Belmonte tiene alcaldesa por primera vez, que ya es una premonición, pero como pueblo antiguo necesita tiempo para acostumbrarse a que todo es ya distinto. Daría cualquier cosa por explicar el contendido de mi pregón donde se me requiriera en todos sus rincones y abundar en los mensajes que aparecen claros y otros que andan sugeridos. Y poder aclarar, como ahora lo hago, qué quiero decir con tal o cual cosa o qué pretendo con tal ironía. Ojalá pudiera yo ver todavía otra alcaldesa de la oposición sucedida sin trauma y aceptada por el vecindario y consagrada en continuación laboriosa.
Molino en BelmonteY lo más elemental, que como viejo, Belmonte está falto de oído y no se ha enterado: que puede también en este municipio, como en todo el país, ser alcalde y regir sus destinos un tractorista o un empleado de servicios, o una profesión liberal sin necesidad de enseñar otro carné que el de la honestidad y el amor probado por el bien común. Y la eficacia añadiría yo, que tenemos un camino atrasado en este pueblo que no es capaz de recuperar cualquiera.
Acabo de hacer un estudio de la posguerra en la sociología de nuestro pueblo. Es una novela para que nadie se ofenda y he querido estudiar un personaje de la burguesía rural, de tantos como ha tenido nuestro pueblo.
El franquismo acogió a las burguesías para hacerlas evolucionar a otros planos. Las novelas tienen la ventaja que mandan el mensaje sin producir deterioros, sólo intento pellizcar el pensamiento. No pongamos apellidos, sólo diré que mi rico protagonista estuvo en su vida segregado del pueblo como siempre ha sido. Nunca hubiera elegido yo ser rico en esas proporciones; dejando a los demás, no perteneciendo a las miserias y a las alegrías de mi gente. Él tampoco lo eligió. No es fácil, desafío a quien quiera, ser rico de un pueblo y pertenecer al pueblo, aunque he visto algunos que casi lo consiguen.
En Belmonte los altos burgueses se han quedado siempre muy distantes. Hay ahora mismo propietarios de buen patrimonio de tierra que yo no conozco y me creo que otros muchos tampoco. Con lo necesarios que son los buenos empresarios y lo bien que nos vendrían tenerlos en el casino jugando al tresillo.
Mi rico, el de mi novela, no se enteró del hambre de la posguerra y, si tú no compartes el hambre, no compartes la vida. Mi ricachón no compartió nada y no vivió; o al menos vivió en menor medida, en tono menor respecto de sus convecinos. No tuvo convecinos: si quiero describir Belmonte como pretendo y cómo mi pueblo atravesó los padecimientos, por fuerza tengo que ponerlo de contraste, apartado y pobre siendo el más rico. Este es mi mensaje, no hay un yo sin un tú, hoy está admitido. O de otra manera, no se puede ser hijo de la Virgen sin ser hermano de sus hijos. Como queráis. Nuestro pueblo ha tratado pocos amos y demasiados testaferros ejerciendo de señores. Y no es lo mismo, ni mucho menos.
La dictadura de Franco entre otras cosas nació de estas diferencias. Fue en la disputa de no aguantar más y el miedo del cambio donde se trabaron los ánimos y se llegó a la crueldad que todos hemos reconocido. Nunca más una Guerra Civil, nunca más una falta de diálogo. Aun rico nadie le puede discutir su propiedad en nuestro estado de derecho, pero sí que se segregue de la gente y deje al pueblo en manos de segundones. Él lo pagará, que es lo que trato de decir en mi relato.
Ahora se discute en este país si se ha hecho correctamente la transición. Pero la hemos hecho, ¿es que eso no cuenta? No es poco que la hicimos. La hicimos de prisa por si no nos dejaba tiempo el temperamento y algunas costuras se quedaron flojas, pero no importa. Levanta miedos tocarlas; yo ya lo advertí, es el miedo. La gente no es ni mala ni buena, es miedosa. Y el más rico es el más miedoso, es elemental saberlo. En el saco del pobre ya nocabe más miedo.  Siempre los problemas son una falta de información. Lo peor es asustarse y hacer un juicio del que está enfrente; en este momento ya estamos embarcados. Y a veces intervienen las armas. Y los hispanos que nos encendemos porque tenemos el ánimo seco de una historia que es un secarral como la Mancha.
Intento con mi novela reflexionar sobre la posguerra y esto es lo mismo que reflexionar sobre el franquismo, queramos o no. El fascismo no fue acogido por el pueblo en ningún país, se acogieron a él por miedo los ricos y lo acataron por miedo los pobres, era la única forma de librarse unos de otros. Porque las que andaban en lucha enconada eran las clases sociales, no las ideas, y eso es una cuestión evolucionista. Una propaganda continuada hizo buenas las formas. Siempre hay un salvador que se ofrece y todavía quedan los que creen que el nuestro fue providencial. Otros no entienden, lo reflejo en mi relato, que hubiera que perseguir a media España para salvar a la otra media. Mi texto no opina. Pero es a donde voy, el pueblo no asimiló la ideología. Ningún burgués cantaba con gusto el ritual de los caídos ni les apetecía compromiso alguno con los que murieron. Fue la cosa de unos cuantos, entre los que se cuenta mi padre  y aún él rompió muy pronto; fue nombrado alcalde en febrero y renunció muy disconforme en noviembre. A mi padre lo quiero entrañablemente, al político intento comprenderlo. Pero es difícil situarse en cada época.
Pues eso, que nos asustó el final de la dictadura y de prisa improvisamos improvisamos la Constitución con la UCD de motor. Y que hay sectores amplios de este país que no se han acostumbrado todavía. Y que no se dan cuenta muchos de que lo único que nos mantiene en cohesión es la Carta Magna y yo opino en mi humildad que la Monarquía de
Don Juan Carlos. Calles de BelmonteJuancarlistas dicen algunos. Otros no quieren guardar el gesto republicano por lo que pueda venir.
Por lo que me cuentan, en nuestro pueblo aún queda gente que no se ha hecho a la idea de que unas elecciones son serias y hay que aceptar a las urnas y que desobedecerlas es cortar amarras y quedarse a la corriente. Es que en el país esto ya se sabe. ¿O no? Me choca mucho que los partidos municipales no hayan hecho una condena de los disidentes  que no aceptan resultados y hacen uso de un juego sucio desde el anonimato. Las buenas formas son importantes y bloquear las instituciones es peligroso. Y más en nuestro municipio lleno de ruinas, con necesidad de ayuda y con un castillo que lo está pagando caro.  
Yo quiero mucho a mi pueblo, no sé vosotros, pero por lo que observo diría que igual. Y no lo cambio por nada, a pesar de que me encanta el mar. Ysé que entre sus gentes se dan unos valores humanos de los que no hemos hablado. Hoy era cuestión de lo que está entorpeciendo la convivencia. Algún día trataré si me lo permitís de cómo a pesar de estos inconvenientes nuestro pueblo, ese galeón viejo recostado en la arena, saca fuerzas y persiste. Yo lo quiero y estoy dispuesto por él a lo que haga falta. Y soy consciente de que él sois vosotros. Y os doy un consejo, qué mal suena, no hagáis juicios temerarios contra nadie, de derechas o de izquierdas, ni entréis en el error de juzgar al pueblo por algunos detalles que se os presenten como mejorables. Yo no lo hago ni lo he pensado, tardaremos en aprender pero aprenderemos. Lo peor es cuando nos creemos superiores.
Todo esto se podría tratar en un programa de TV, qué lástima, yo no he perdido la esperanza. Es un aula  económica la tele en que nos podríamos convocar todos para hablar de nosotros, que en Belmonte estamos necesitados de pensar juntos, de escrutar el pasado para hacernos idea del futuro. Desde el ayuntamiento  se conseguirá un foro, en ello estoy confiado. Perdón por mi tono gris. Tiendo a hablar de lo que duele porque ya no tengo mucho tiempo.
Un belmonteño de prestigio me dijo tras el pregón: “Me han dicho que muy bien, pero que la mayoría no te habrán entendido. Yo no fui, yo no voy a nada de lo que hacen estos”.
¡Cuántas tonterías juntas en esta frase! La Virgen de Gracia tendrá que ayudarnos si quiere que salgamos adelante.


Eustaquio Romero Almodóvar.
Torremolinos, junio de 2006


CONVERSACIONES CON FRAY LUIS

Invitada amablemente por E.F. a colaborar en vuestra revista, me lanzo al agua, no muy segura de alcanzar la otra orilla. Acaso me consideréis intrusa; soy una total desconocida para todos vosotros, y yo misma me siento un poco “gallina en corral ajeno”. Pero las promesas hay que cumplirlas, y prometí a E.F. que lo haría. En cuanto al tema, al ofrecérseme un abanico de posibilidades, he optado, lógicamente, por lo que más me apetecía. Soy “devota” de vuestro paisano, el hijo primogénito del abogado Lope de León e Inés de Varela, Luis de León, Fray Luis. Y con él voy a tratar de charlar un rato; espero que me disculpe el atrevimiento.
Admirado maestro, vivimos hoy con demasiadas prisas; no puedes imaginarte; el estrés (¿lo conocíais entonces?) está a la orden del día. Desde la víspera programamos lo que al día siguiente hemos de hacer. Ya de buena mañana, nos damos cuenta de que el tiempo no nos va a dar para tanto como quisiéramos llevar a cabo. Y eso que disfrutamos de la jubilación, sin horarios, ni obligaciones serias, pero... parece que nos las fabricamos. Claro que el callejear por una ciudad sorteando coches, bicicletas, patinetes y semáforo va, semáforo viene (Ah, claro, tú no los padeciste – disfrutaste; pero como dominabas el griego, ya sabes: “sema”, señal, “foro”, que lleva; ya te haces idea), no es como estar disfrutando en La Flecha, aquella estupenda finca que los agustinos poseíais en las afueras de esta mi ciudad,
Salamanca, y que te inspiró una de tus más famosas odas:

¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruido
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!
Pues es verdad, amigo Fray Luis. ¿Dónde estará esa
escondida senda? Porque, te aseguro que, si la encuentro,
allá que me voy.


Y no digo nada del afán por destacar, por salir en la prensa, por figurar como famosoa, por estar en candelero (candelabro no, por favor), por salir en televisión (de nuevo apelo a tu dominio de las lenguas clásicas para que te hagas idea de qué es el aparatito ese), aunque sea aireando trapos no demasiado limpios, que si son íntimos, deberían quedar en el terreno de lo privado, digo yo.

No cura si la fama
canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.

(Ya sé que empleas “cura” en el sentido de “cuida”, “preocuparse de”). Cierto. Lo a gusto que se vive pasando desapercibido; dedicándote a tus cosas, que si son tuyas, no tienen por qué ser también del vecino. Naturalmente, sin olvidar a los que pueden necesitar nuestra ayuda.
No digamos lo que apetece ostentar un cargo, y si es político, mejor; tiros hay por ello. Mira, maestro, yo debo ser un bicho raro, porque, te confieso, los cuatro años en que ocupé un cargo medianamente público (en un pueblo) no fueron los mejores de mi vida; interesante como experiencia, sí, mas no lo repetiría por nada del mundo; ni siquiera por la satisfacción de saber que la mayoría de mis paisanos me eligió; se lo agradecí en el alma, procuré servirles, y punto.

Y mientras miserablemente
se están los otros abrasando
con sed insaciable
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.

Y tan peligroso, que me lo digan a mí. Por cierto, cambiando de tercio, querido profesor (¡Ah, si hubiera tenido la dicha de escuchar tus lecciones!) el encabalgamiento de los versos uno y dos de esta lira es de campeonato. ¡Cómo  sabías trasladar al papel el ímpetu de tu fogoso espíritu!
Eso es, a la sombra, en verano, tan a gustito. Qué manía la de “turrarse” al sol, exponiéndose al cáncer de piel. A la sombra, tendido, relajado y cantando; cantando suavecito, para uno mismo, disfrutando de la naturaleza y de la música. ¡Qué gozada tu Oda a Salinas, maestro músico invidente:

El aire se serena
y viste de hermosura y luz no usada,
Salinas, cuando suena
la música extremada
por vuestra sabia mano gobernada!

Y cómo el escuchar su música te llevaba a la contemplación de Dios. Por cierto que, en mi modesta opinión, siempre he estado en desacuerdo con lo que doctísimos críticos literarios afirman: que tu exceso de intelectualidad te privó de experimentar el éxtasis místico. Entonces, ¿por qué lo describiste tan bien?

Aquí el alma navega
por un mal de dulzura, y finalmente
en el ansí se anega
que ningún accidente
extraño o peregrino oye o siente.


Y luego las calificaciones, tan acertadas, para un fenómeno que sobrepasa los límites naturales de nuestra comprensión: “desmayo dichoso”, “muerte que das vida”, “dulce olvido”...En cuanto al exceso de intelectualidad, no creo que para recibir el regalo que debe suponer el comunicarse directamente con la divinidad haya que ser escaso de luces; ni Teresa de Jesús ni Juan de la Cruz lo fueron. En fin, tal vez mi punto de vista en esta cuestión peque de atrevido; pero ése es mi criterio. Me haría ilusión pensar que lo compartes.
Retomando la hebra que dejé suelta por algún lado. Qué a gusto se vive sin ocuparse de los demás, si no es para ayudarles. Siempre que a uno lo dejen tranquilo; porque si destacas por algo bueno, ¡pobre de ti!

Aquí la envidia y la mentira
me tuvieron encerrado.
dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado.
Y con pobre mesa y casa
en el campo deleitoso
con sólo Dios se compasa,
y a solas su vida pasa
ni envidiado ni envidioso.

Anda, que no te hicieron sufrir por pura envidia. Alguien ha dicho que es el peor de los pecados capitales, porque en los demás siempre hay su parte de disfrute, tengas luego o no remordimientos, pero en la envidia, ni eso. Pues esa fue realmente la causa de tu prisión: el que eras un sabio, un gran profesor, el que los alumnos te apreciaban y tantas cosas más fueron la causa real de que te encarcelaran; la aparente, la indiscreción de la monjita: que también se necesita ser pava (perdón, reverImagen del monumento a Fray Luis de León ubicado en la plaza Mayorenda Comendadora de Santiago, pero es que, sabiendo cómo se las gastaba la Inquisición, y con la prohibición expresa de traducir los textos bíblicos al “roman paladino”, pedirle a Fray Luis que lo hiciera para vos,
conociendo a mi pueblo, o sea a merced de cualquiera, es pasarse de descuidada). El resultado fue que tuviste que aguantar en la cárcel tres años cumplidos. Sí, al cabo de ellos, te declararon inocente. Abuenas horas, digo yo.Nos  quejamos de la lentitud de la justicia actual, pero parece que ha sido un mal endémico. En fin, tú ya disfrutas de lo que anhelaste:

Aquí vive el contento,
aquí reina la paz, aquí asentado
en alto y rico asiento
está el amor sagrado,
de glorias y deleites rodeado.
Inmensa hermosura
aquí se muestra toda y resplandece
clarísima luz pura,
que jamás anochece;
eterna primavera aquí florece.

Intercede para que quienes todavía andamos sorteando obstáculos por este mundo podamos algún día compartir contigo tanta maravilla. Y perdona la osadía, fruto de mi admiración por ti.

María Dolores Alonso de Salas
Salamanca, 17 de mayo de 2006



HISTORIA DE LOS PUEBLOS

Al hablar de los pueblos es frecuente escuchar afirmaciones del tipo de “todos formamos parte de su historia”; hecho que pocas personas se atreven a cuestionar, dando por sentado que tal aseveración es más que cierta. Algo parecido sucede cuando proclamamos que “todos vivimos de esa historia de los pueblos”. Y sin embargo, en este segundo caso sí que podemos decir que son pocos los que realmente se dan cuenta de que nosotros somos, en la mayoría de las ocasiones, sus auténticos protagonistas; protagonistas anónimos que con nuestro quehacer diario vamos haciendo-construyendo esa historia o, en contadas ocasiones, protagonistas con nombres y apellidos. Unos y otros van llevando el peso de su lenta y progresiva evolución, pero que con el transcurrir del tiempo, lamentablemente, irán quedando en el olvido. Pobre memoria colectiva aquella en que las gentes de los pueblos desdeñan esa gran verdad, esa realidad, pues somos sus únicos y auténticos PROTAGONISTAS.
Ortega daba gran importancia a la idea de vivir en la historia, hasta el punto de que lo consideraba un requisito de racionalidad. Si de verdad queremos vivir en la historia dos son, para Ortega, las condiciones imprescindibles que debiéramos tener presente. Primero, ser capaces de valorar en su justa medida la herencia recibida; herencia que siempre se recibe acumulada y engrandecida por el desinteresado esfuerzo de las generaciones anteriores y, sobre todo, por esos protagonistas anónimos a los que antes aludía. Y segundo, lograr implicarnos de forma desinteresada y solidaria para con nuestro trabajo cotidiano, conscientes de la importancia de esta generosa implicación diaria, llegando a ser una parte imprescindible en ese eslabón de producción conjunta que lleva a nuestro entorno, a nuestro  pueblo, hacia metas más favorables.
Deberíamos ser conscientes de estas dos premisas o realidades (llamémosle como queramos), pues quizás sea éste el único camino para adquirir una visión mucho más lúcida y acertada de nuestro papel como ciudadanos y cómplices de una colectividad con la cual nos sentimos identificados, al tiempo que comprometidos, además de encontrarle un sentido mucho más profundo y humano a nuestro trabajo diario, sea éste cual sea. Quizás este esfuerzo y sentido de ayuda colectiva refuercen tal papel, y no sólo de ciudadanos, también el de padres y madres, cuando así corresponda; al tiempo que nos ayude a comprender y facilitar una mayor colaboración, tanto con los responsables públicos de la localidad, como con los educadores y docentes en los centros educativos de la misma. Es de este modo como nuestra colaboración adquiere sentido de compromiso y responsabilidad (para los demás y para nosotros mismos, también para nuestros hijos) y le da significado en sí misma.
Tal vez sea la escuela la institución en donde mejor se puedan transmitir a nuestros niños y adolescentes estos valores, y lo digo desde una visión, cuando no posición, pedagógica que asumo. Actitud pedagógica que debiera tener un doble objetivo, transmitir conocimiento (en este caso, en el mundo del arte y la cultura), al tiempo que alentar valores de respeto y cuidado por la riqueza cultural y artística de un patrimonio recibido, como es el de Belmonte. En este sentido, el carácter educativo lleva implícito un valor añadido de tipo preventivo, que se manifestará en una mayor protección y cuidado a nuestro entorno; valor altamente devaluado y demandado en la sociedad actual, y no sólo por  los educadores, al que nuestro pueblo no es ajeno. Pensemos que la educación es la herramienta principal para preservar el valor patrimonial de nuestro pueblo. Y sin embargo, la educación está encontrándose cada vez con más barreras que la frenan en el impulso de transmisión de estos valores. Uno de esos obstáculos se encuentra en los propios intereses de la sociedad del momento.
Barman califica la época actual de modernidad líquida que diluye todas las categorías y valores tradicionalmente
tenidos por sólidos y estables y que deja a la persona huérfana de sentido, sin saber a qué atenerse. Nos inunda un hedonismo social de corrientes con graves carencias consolidadas y excesos de apremios consumistas, donde todo vale y donde el menor desconoce los tiempos de espera, donde la emotividad se impone a la razón, la impulsividad al pensamiento creativo y reflexivo, la frustración –o su falta de tolerancia- a la satisfacción por lo bien hecho y donde eldeseo ha  eclipsado al deber. Actitudes que resultan mucho más apremiantes aún en nuestros jóvenes y adolescentes. En palabras de Pedro Núñez, defensor del menor de la comunidad de Madrid, se está dando en nuestra sociedad una banalización de la violencia, al tiempo que un excesivo consumismo que se están llevando por delante las relaciones humanas, impidiéndosenos ver incluso si nuestra sociedad es realmente feliz. 
Ante esta situación todo se vuelca a la escuela, como institución capaz de dar respuesta a estos y otros problemas.
Y la propia escuela se encuentra limitada, máxime cuando falla uno de los pilares básicos en el proceso de educar, como es la familia. En el contexto educativo, pareciera que los albores del nuevo siglo han abierto aún más si cabe la falla entre la familia y la escuela, potenciándose un diálogo de sordos en el que se resiente la comunicación y el entendimiento, la transmisión de la información y la fluidez de las relaciones; a la que el contexto social actual, por otra parte, nada contribuye. En los años 50 y 60, nuestros padres, labriegos de sol a sol, se empecinaron en llevarnos al colegio de la Villa para que nos labráramos un futuro mejor, liberándonos de la dureza de la tierra y el arado, conscientes y seguros de que solamente a través de la cultura y la educación seríamos capaces de relevarnos del yugo y forjarnos “un futuro mejor”.
Hoy día contemplamos con tristeza cómo crece el número de padres dimisionarios, en tanto que diluyen su responsabilidad en las exigencias a la Escuela, pero dispuestos a desautorizar al maestro, cuando sea menester, frente a la rebeldía del “aupado” hijo. Padres que han abandonado y dejado todo el peso de la consecución de los objetivos educativos y sociales de sus hijos en manos exclusivas de los maestros y de unas redes sociales juveniles cada vez más inmaduras, débiles y confusas, que en nada contribuyen a forjar un clima sensible a las necesidades adolescentes. Padres que han delegado en la escuela todo menos, lo más importante, la confianza. Confianza y respeto por el trabajo de los maestros para con sus hijos; algo que sólo se consigue potenciando las relaciones, mejorándose las cotas de diálogo y participación.
Vivimos en una sociedad muy poco participativa. Las asociaciones, sea cual sea su tipología (culturales, de vecinos, etc.), necesitan una fuerte revitalización. Así, en el terreno escolar, vemos que la participación de las familias es muy escasa. Si exceptuamos una minoría, las madres y padres tienen muy poco protagonismo, con lo cual se resienten las finalidades propias de la escuela, las cuales han de estar vinculadas al interés general y comunitario de la sociedad. Por poner un solo ejemplo, dinamizar en nuestros centros educativos las Escuelas de Madres y Padres es, en la mayoría de las ocasiones, una tarea inaccesible. Ante esta realidad, el proceso educativo de nuestros hijos se puede encontrar debilitado desde sus inicios, por lo que una de las vías para su fortalecimiento sería potenciar la colaboración y participación de las familias. No olvidemos que escuela y familia son, sin lugar a dudas, el espacio fundamental para educar en la ciudadanía.
Pero la culpa no es toda de la familia, la propia escuela tiene una gran responsabilidad para reconstruir los puentes de diálogo entre ella y la familia. La escuela puede tener también un papel importante en la dinamización y mejora del asociacionismo. Si potenciamos la participación de los padres y madres, si favorecemos la implicación de nuestro alumnado en el trabajo en equipo y las relaciones de grupo, dinamizando actividades asociativas en las que ellos y ellas puedan implicarse, entonces seguro que habremos avanzado en la parcela de la corresponsabilidad.
Y a pesar de todo, sólo veo un camino. La información debe ser facilitada a los usuarios, el arte debe ser conocido por todos los miembros de la comunidad, especialmente los más jóvenes. En este sentido, la escuela juega el gran papel de asumir la mayor responsabilidad a la hora de transmitir nuestro arte, de facilitar su cocimiento y de instaurar valores que ayuden a preservarlo; pero no es, ni debe ser la única. La familia y la sociedad no pueden quedar al margen de este proceso (ya he comentado antes los problemas de este divorcio). Y en esto da la impresión también de que cada una de estas tres instituciones camina por distintas vías. En la medida en que podamos acercar y hacer coincidir los caminos será mucho más fácil lograr esos objetivos antes señalados. Se precisa un mayor esfuerzo por parte de todos para enseñar a apreciar y valorar la belleza del pueblo, sus monumentos y paisaje, para inculcar el
amor por lo nuestro y poder avanzar en su preservación.
Debemos avanzar en la necesidad de preservar y cuidar el patrimonio, y debemos avanzar sin olvidar nuestras raíces, pero no debemos, ni podemos, quedar anclados en la historia y el pasado. Hablamos, por tanto, de una doble actitud que pretenda, por un lado, proteger lo recibido, en términos culturales-artísticos y, por otro, adaptarnos a la realidad socio-económica actual. Se trataría, a mi entender, de posibilitar la máxima recuperación patrimonial posible al tiempo que potenciar un desarrollo económico adecuado a las necesidades y demandas sociales, cuidando y protegiendo al máximo los espacios.
Quiero pensar que nuestro pueblo está perfectamente preparado para luchar por su legado cultural y que su juventud está suficientemente formada en el respeto, valoración y cuidado por su riqueza patrimonial. Si antes hablé de las dificultades, mayores cada vez, para la participación e implicación en las dinámicas sociales actuales, también he de confesar, con sano orgullo, que tenemos una de las comunidades más dinámicas y colaboradoras de nuestra geografía; prueba de ello son las variadas y múltiples asociaciones y agrupaciones culturales juveniles y adultas que actualmente participan en numerosas actividades en Belmonte.
Quiero creer que esta Villa está lo suficientemente madura para cumplir esos dos preceptos de los que hablaba Ortega: nos sentimos preparados para valorar y asumir la herencia recibida y nos vemos implicados, no sólo con nuestro trabajo diario sino con nuestro esfuerzo y empeño colectivos, por mantener y enriquecer ese patrimonio cultural adquirido.

Juan Antonio Zarco Resa




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